sábado, 22 de mayo de 2010

Ella y él


Fue un bálsamo para su alma. Ella tuvo la dicha de compartir un momento breve, pero sublime aquella noche primaveral de abril. Afuera, las estrellas salpicaban con resignación el cielo nocturno; mientras que los labios de él visitaban la frente de ella en un gesto casto, depositando allí todo... Y nada. Él le abrazó, la acunó y acarició con una dulzura hasta entonces inusitada, como si de una niña pequeña se tratase. El amor entre los dos era un amor lejano e imposible, por lo que en ese entonces, ella atesoró cada mínimo detalle, cada momento y cada sensación en el baúl de su alma, como un regalo divino.

Solo en ese instante, como en un soplo, en un roce, sus labios se posaron en los suyos en un gesto mágico y casi irreal. El mundo enmudeció a su alrededor y sólo parecían existir ella y él. Todo parecía un sueño. Una fantasía. Una quimera.

Ella no buscó razones ni motivos. Solo lo vivió como una pieza más del rompecabezas de su vida y lo enterró en su memoria como el momento más bello jamás vivido.