miércoles, 27 de noviembre de 2013

¿Qué es...

... Ser hija? 
Es amar, y respetar.
Es medir tus palabras, y aprender a decir lo que piensas con decoro y sinceridad a tus mayores.
Es saber valorar el esfuerzo enorme que han hecho ellos por hacer de tí, lo que eres hoy.
Es ser siempre agradecido, por los consejos, por los sacrificios, por las atenciones, por los desvelos, por los enojos, e incluso por las lecciones más duramente aprendidas.
Es hacerles saber siempre lo mucho que los amas y los extrañas, cuando los tienes lejos.
Es recordarles cada vez que puedas, lo mucho que los admiras.
Es ser humilde, y recurrir a ellos siempre que necesites de un buen consejo.

... Ser hermana mayor?
Es hacer un esfuerzo (a veces sobrenatural) por parecerte a tu madre, sin dejar de ser tú misma.
Es ser regañona, pero comprensiva.
Es compartir secretos y complicidad.
Es brindar un abrazo cuando papá o mamá no están cerca.
Es sacrificarte aún a regañadientes por cuidar a los hermanos menores cuando están enfermos.
Es darles un besito de despedida mientras duermen, antes de irte a trabajar.
Es saber escuchar, y hacer acopio de toda la paciencia existente y por existir para no explotar por el enojo.
Es saber aconsejar de la mejor manera, sin lastimar.

... Ser pareja?
Es aprender a estar a su lado, sin agobiar.
Es saber conjugar el amor con la tolerancia y el respeto.
Es regalarle siempre mil y un abrazos y besos, cuando haya tenido un mal día.
Es entenderle y escucharle atentamente, aún cuando mueres de cansancio.
Es sonreír, no porque te lo propongas, sino porque el amor provoca que lo hagas.
Es quererle tal y como es, sin forzar, ni tratar de cambiarle.
Es ser comprensiva y dulce, o exigente y severa, de acuerdo a las circunstancias, y siempre por su bien.
Es pelear sus batallas a su lado, y en ocasiones ponerte una armadura y salir al frente con una lanza para defenderle.
Es quitarte el abrigo y cubrirle, porque instintivamente, piensas primero en su bienestar.
Es dominar el arte de la complicidad de intercambiar miradas, que se dicen mucho, sin una palabra.
Es recordarle, siempre que tengas la oportunidad, cuánto le quieres, lo mucho que vale como ser humano, y la importancia que tiene en tu vida.




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